El gobierno de Martín Vizcarra, su gabinete ministerial encabezado por Vicente Zeballos, y el nuevo Congreso de la República representan la debacle institucional en toda la historia republicana de nuestro país.
La falta de liderazgo, la improvisación y la incompetencia, les están llevando a adoptar medidas absurdas, populistas, como: disponer el retiro de fondos de las AFP, crear curules para los peruanos residentes en el exterior, pretender congelar los créditos, etc, que, lejos de ayudar a resolver los problemas del país lo agravan, han desnudado de lo que están hecho el gobierno de turno y la nueva representación nacional, una gran mayoría de improvisados, sin vida política partidaria, simples ganapanes.
Lo más patético es lo que viene ocurriendo en plena emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus: un sistema de salud colapsado, miles de peruanos abandonados a su suerte, negociados en la compra de medicinas e insumos médicos sobrevalorados, falsas cifras de muertos y contagiados, así como corruptelas en los diferentes estamentos del Estado, incluídos los gobiernos regionales, municipalidades provinciales y distritales, en la entrega de bonos y canastas de víveres supuestamente para la gente más necesitada, para los vulnerables.
La cereza del pastel lo han puesto primero, el escandaloso caso de Richard Cisneros o “Richard Swing”, personaje que sin tener grado académico alguno fue contratado por el ministerio de Cultura para dictar “charlas de motivación” por la friolera suma de 175 mil soles, luego, el caso de Luis Ángel Rivera Talledo, quien obtuvo un contrato para el ministerio de Transportes por S/ 4,400 en el 2016 cuando Martín Vizcarra era el titular de esa cartera; siguió en noviembre del 2018, enero y marzo del 2019 ganando varias órdenes de pago por varios miles de soles, pero ya en enero de este año y en plena pandemia del coronavirus, sigue obteniendo contratos del Ministerio de Educación que le han generado un beneficio de hasta S/133,390.
Es decir, los peruanos asistimos a un espectáculo pobrísimo, donde cada quien hace lo que le viene en gana, mientras los que antes se indignaban, salían a protestar y lavar banderas, permanecen en silencio o aplauden, situación que ha sido alentada –recuérdese bien- desde el 2011 con el régimen de Ollanta Humala, seguida por Pedro pablo Kuczynski en el 2016, y rematada por el improvisado y mediocre Martín Vizcarra que, con la alharaca de la lucha contra la corrupción, ha terminado en la práctica controlando el Ministerio Público, el Poder judicial, el Tribunal Constitucional, los medios de comunicación y, finalmente, cerrando el Congreso para hacerse uno a su medida. ESA ES LA NUEZ.
Juan Miguel Soto Villoslada
Periodista

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